Carolina Erices
Profesora del Departamento de Ingeniería Comercial USM
En los últimos años, tanto Chile como Argentina han enfrentado desafíos
económicos, y aunque ambas naciones comparten una situación compleja, es
importante destacar las diferencias en términos de profundidad y
características
especificas
En el caso de Argentina, el país se enfrenta a una crisis inflacionaria. En
marzo, la
tasa interanual superó el 100%, un nivel que no se veía en el país desde
hace tres
décadas. Seis meses después, en septiembre, el índice de precios al
consumidor
se situó en 138,3% interanual y, según las proyecciones podría cerrar el
año en el
180%, la tasa más alta desde la hiperinflación de finales de los años 80.
Esto ha
erosionado el poder adquisitivo de los argentinos y ha llevado a un aumento
significativo de la pobreza, afectando a más del 40% de la población.
Además, Argentina ha acumulado una deuda externa superior a los 45 mil
millones de dólares, lo que ha limitado su capacidad para implementar
políticas
económicas efectivas. El país también enfrenta problemas en el mercado
cambiario, con un tipo de cambio que superó los $1000 pesos por dólar, lo
que ha
llevado a la discusión sobre la posibilidad de dolarizar la economía.
En relación con las cuentas públicas, Argentina tiene un elevado déficit y
falta de
reservas internacionales, lo que ha llevado a saldar deuda con yuanes
chinos en
lugar de dólares, lo que podría complicar aún más su situación financiera.
Chile, por su parte, se enfrenta a desafíos económicos como la desigualdad,
atención de salud y la seguridad social. La pobreza (menos de 6,85 dólares
al día)
se redujo del 8,0% en 2020 al 4,8% en 2022; la desigualdad de ingresos,
medida
por el coeficiente de Gini, alcanzó el 0,43 en 2022. Sin embargo, las
privaciones
en dimensiones no monetarias, como la atención sanitaria y la seguridad
social,
aumentaron en comparación con 2020.
Se prevé que el PIB real se contraiga un 0,5% en 2023 y vuelva a una tasa de
crecimiento tendencial del 2% en el medio plazo. Se estima que la pobreza
aumentará en 0,4 puntos porcentuales, alcanzando el 5,2% en 2023, mientras
que
el coeficiente de Gini se mantendría en 0,43.
Chile también depende en gran medida de los recursos naturales, como el
cobre,
lo que lo expone a fluctuaciones en los precios de las materias primas en
los
mercados internacionales. Clave se vuelve impulsar el crecimiento y la
productividad, para crear empleos formales bien remunerados y diversificar
las
exportaciones.
En cuanto a las políticas económicas, Argentina ha adoptado políticas
intervencionistas y proteccionistas, generando incertidumbre y desconfianza
en los
inversores. En contraste, Chile ha mantenido una política de apertura
económica y
estabilidad macroeconómica, atrayendo inversiones extranjeras y promoviendo
el
crecimiento sostenido.
En definitiva, tanto Chile como Argentina enfrentan retos económicos
considerables, pero sus desafíos son distintos en naturaleza y gravedad, lo
que
requiere soluciones adaptadas a sus circunstancias específicas.